Contact Lost innocence

Principios de los finales anunciados



Me vuelves loco... Me tienes loco...
No te entiendo (no me entiendes)... No te cojo... Ni se qué quiero ni se qué quieres... Me gustas... Me gustas mucho, pero no se cuánto te gusto yo... Te quiero, aunque aún no sepa si estoy enamorado... y tú? Me quieres, aunque dudo que estés enamorada...

Me siento bien a tu lado, tranquilo, relajado, YO MISMO... A veces un ñoño y a veces un pequeño vicioso... Pero hago lo que quiero aunque parezca que es lo que tú quieres... Quizá ese sea precisamente el secreto... Que nada surge por obligación...


Me gusta ser dos y no un puto siamés... Me encanta no estar de acuerdo, decirlo sin paños calientes y luego, esa sensación, esa necesidad de regalar cariño por si te has pasado con alguien que sientes especial... Esa sensación que por dentro te dice que hasta esas pequeñas discusiones son algo diferente y mágico...


Odio la condescendencia, la lástima por el prójimo sin intención de actuar... Prefiero la cruda realidad con sus incertidumbres... Estoy cansado de esos cuentos que parecen acabar en pesadilla por culpa del jodido miedo a afrontar la verdad... Las cosas siempre son como son y nadie pide que sean una fábula... Y me gusta esa pequeña dósis de realidad que guardas dentro de ti... o que está en nosotros... en cada uno...


A menudo, piensan que quienes contamos cuentos o  historias, vivimos en un mundo mágico rodeados de hadas y duendes... A veces es así, sólo cuando nos visitan o podemos ir a visitarlos, pero normalmente echamos de menos la realidad cada vez que la abandonamos... La sensación de tocar el suelo con los pies...


Y si un cuento es lo que esperabas, un cuento es lo que tendrás... Ahí va, sin tocar el suelo con los pies...


La cosa comienza como todas las grandes historias: Por casualidad. Una serie de despropósitos, planes cambiados a última hora, cenas improvisadas en palacio y de pronto, dos estrellas que colisionan...


Los elementos del cuento no pueden ser mas tradicionales y fantásticos... Una princesa perdida, un bufón harapiento, mil y una razones en contra y una pequeña y mágica luz que inexplicáblemente, cada vez brilla más y más...


Poco a poco, el cuento va encontrando su propio escenario y personajes... Una bruja gorda y fea, un puñado de príncipes destronados y despechados clamando venganza, una gran distancia entre nuestros héroes (quizá en todos los sentidos) y todos los obstáculos típicos de una fábula épica... Los encuentros casules, hermosos y llenos de magia donde todo se transforma, los pájaros cantan y salen flores de cualquier lado, el bufón que parece ser un antiguo príncipe destronado, la princesa perseguida por un destino y unas normas escritas mucho tiempo atrás, los animalillos mágicos que ayudan a los protagonistas y el miedo... El gran dragón del miedo y la duda que como en todo gran cuento, siempre aparece en el momento menos oportuno para cargarse la historia...


Y entonces, la realidad vuelve de pronto y el cuento se detiene...


Esa realidad que nos dice que no existen los príncipes ni las princesas, que no hay brujas ni dragones y que los animales no hablan... Esa realidad que, cargada de razón y responsabilidad nos cambia los palacios y los castillos por créditos e hipotecas aunque olvida siempre el mismo detalle:


El cuento sí existe... Quizá sin brujas ni hadas, ni duendes ni bufones, pero sí con toda su esencia... Porque la historia que cuenta ese cuento podría ser perféctamente real...


Y quizá no sea magia, pero "algo" hay...


Y quizá no haya perdices, pero si mil sonrisas...


Y puede que no haya brujas, pero conozco yo a una...


Y no hay animalitos parlantes, pero están lo amigos, la familia...


Y con sólo un poquito de vista, imaginación, valor y voluntad, los pies vuelven a tocar el suelo, pero el suelo ya no es el mismo...


Y con poco que pongas de tu parte, podrás ver ese cuento a través de las personas, los trenes, las nóminas, el asfalto, los coches, los edificios...


Y con el corazón en la mano, prefiero el cuento de un chico y una chica con sus problemas, sus miedos o sus mundanas y sencillas aventuras diarias al de la princesa y el bufón...


En este, al menos aún tenemos el final por escribir...

1 comentario:

  1. Uy! Espero no ser la bruja gorda y fea...pero es que los animalillos mágicos son tan poco concretos...entonces me conformo con ser una perdiz... Me lo pido!

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